El muro invisible que percibo, esta fuertemente relacionado con la sociedad de consumo, el consumismo y el dinero, características fundamentales para el movimiento y mantenimiento de una ciudad o de un mundo adictivo; monitoreado por elementos de poder.
Estos muros, se podría análoga con puertas a otros mundos, accesos. Mundos claro esta, manejados por el dinero, las puerta separan claramente a la población; la dividen cada vez mas en pequeños y reducidos sectores.
La tarjeta de crédito o la cuenta de banco, obliga el estar registrado dentro de un sistema económico sistematizado; numeralizado. Tanto es, que a los empleados se les exige una cuenta en un banco y un RUT, para acceder a su merecido salario.
Los beneficios, lanzados como carnada envenenada, son precios más económicos, al someterse a proporcionar bases de datos para obtener tarjetas, que se adhieren como prótesis al cuerpo y a la vida. Pequeños y flexibles rectángulos, que determinan la entrada o salida de lugares específicos, de acceder a promociones, espacios, premios.
La necesidad adictiva, permite que se porten en el cuerpo varias de la misma especie, incluso demasiadas, adquiriendo la necesidad de introducirlas en una prenda portátil.
Algunas quieren definir al sujeto (me refiero a sujeto por el estar sujeto a la sociedad), identificar, generando un numero que pretende reducir a numeraciones el ser.
Otras, incluso mas agresivas con la sociedad y el ser, utilizan registro de huellas dactilares para su acceso, convirtiendo a ésta, en una puerta de acceso más.
9.13.2007
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